Al triunfar la revolución soviética, Lenin señaló al cine como el arte futuro. Décadas después, cualquier rastro de iniciativa creadora estaba apisonado por Stalin, tras cuya muerte comenzaron síntomas de descongelación. La película-insignia del rebrote fue ésta de Kalatozov, que en plena Guerra Fría alcanzó distribución en USA. Sus primeras obras habían consistido en trabajos de montaje con material de noticiarios, en la línea de un cine documental y propagandístico. Como si fuera la última oportunidad de plasmar la destreza técnica, los conocimientos y recursos acumulados, hay aquí un aprovechamiento total de la grúa y el travelling, la profundidad de las panorámicas, la viveza incansable de la cámara en mano, en lo que se ha encontrado (vía Festival de Cannes) anticipación de la Nouvelle Vague. La escena en que, entretejidas a unos árboles que giran, se disparan las visiones de quien al borde de la muerte ve cómo en la pantalla de su conciencia se suceden en vértigo los recuerdos y anhelos esenciales de su vida. Quien haya vivido una experiencia semejante puede reconocer cómo aquí se representa con asombrosa habilidad, como pocas veces en el cine. (Filmaffility)
transversal2